Hotel Supramonte es un lugar donde se escribió una página dramática en la historia de Fabrizio de Andre y Dori Gezzi durante los 4 meses y medio de secuestro, en un lugar desolado en Gallura donde la sensibilidad y la humanidad finalmente ganaron. El dolor y el tormento de esta vivencia se suavizan debido a la delicada armonía que tiene el sabor de un leit motiv melódico. La repetición de ciertos adjetivos como "pasará también esta estación, pasará esta lluvia fina ...", la mirada positiva de "verás que todo irá bien". La profundidad y emociones que describe este texto es increíble: la mezcla de visiones, certezas y profundas inseguridades, el aumento in crecendo de presentimientos y emociones, sugerencias y sospechas.
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Fabrizio y Dori en el lugar de su secuestro. Hotel Supramonte |
Una colina montañosa del interior de Cerdeña, el escondite de los fugitivos más populares de la isla, pretende ser una especie de albergue donde dejar a los huéspedes, que no quieren serlo. Hotel Supramonte es una canción con doble lectura, una de De André y otra de Bubola. Inicialmente era una canción de Massimo Bubola. La había empezado a escribir por hacer algo, dice, en un hotel donde pasaba sus vacaciones y tocaba por las tardes. A Faber le tocó el papel del perfeccionista, de la estética refinada y meticulosa, desde el punto en que Bubola la había dejado originalmente.
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Massimo Bubola |
El texto necesitaba de algunas nubes voladoras que Faber sabía inventar con su sensibilidad maleable, con una voz que pudiera elevar aún más la palabra y tallar como un martillo las voces a un nivel que nadie jamás alcanza. No es ningún secreto que esa voz era profunda, a veces casi fantasmal, cavernosa y hueca, capaz de pasar instantáneamente a un tono limpio, a un nivel inmaculado, claro y diáfano. Limpio como el cuchillo, crujiente como el cielo, lustrado como mocasines, resplandeciente para muchos, brillante para todos.
En este contexto Massimo escribió la canción. Al poco tuvo que irse para hacer el servicio militar y a su regreso volvió para trabajar con De André. A De André la canción le pareció fascinante desde el principio y decidió asumirla como propia. Probablemente Fabrizio sintió que la estructura de la canción también era buena para contar las emociones que experimentaron durante el secuestro.
Fabrizio De André, en Cerdeña, en la finca de Agnata, en el campo de Tempio Pausania, vivió 8 meses al año durante 25 años junto con Dori Ghezzi, con quien pasó cuatro meses en el corazón (enfermo) de Cerdeña. Llamó a esa época, "Hotel Supramonte", una cadena montañosa del interior de Cerdeña, un escondite de los fugitivos más famosos de la isla, donde Faber vio la noche y la nieve con el frío y a Dori como a una mujer en llamas.
El Hotel Supramonte no tiene entrada musical y la voz ataca de inmediato y parece contar un momento particularmente difícil y delicado de dos amantes, con un tono de sereno distanciamiento.
De André construye toda la canción sobre los opuestos, mujer y hombre, noche y día, risa y llanto, viaje e inmovilidad, sol y nubes, desde el principio estas imágenes complementarias corren. La referencia al secuestro se revela de inmediato por ese nombre imposible, Hotel Supramonte. Nada más cautivador y hermoso que expresar con palabras de amor un acto de por sí violento que desconoce el afecto, la amistad, la admiración, el cuidado, la buena voluntad y todas las palabras alegres que queramos poner. Actos que describen el sufrimiento y el dolor con hermosos paisajes que incluyen arroyos, arbustos y refugios.
Las relaciones con el mundo exterior son raras y siempre filtradas, difícil saber qué hacer. En esta situación de inmovilidad, donde la realidad externa es un sueño frustrado (el barco que solo puedes escribir pero no usar, el tren que no se puede perder), la única posibilidad es apretar los dientes y esperar que pase: "pasará esta lluvia sutil, como pasa el dolor ". Fabrizio recuerda haber aprendido a apreciar "a dormir sin una gota que te cae sobre cabeza, estar próximos, mirarses cálidamente el uno al otro, mirarse siempre con amor, como refugio de un momento tan dramático".
La última estrofa es una sucesión de imágenes evocadoras: el lecho del bosque que ahora tiene el nombre de su querida Dori. El tiempo, que es un caballero distraído, porque nunca pasa en esas condiciones de miedo extremo. El darse las manos para enfrentar la angustia, la incomodidad, la continua expectativa del mañana que será larga e incierta, buscando en el amor el único consuelo.
En más de una ocasión, Fabrizio confesó que sin Dori no lo habría superado. De los dos, ella era la más fuerte. Si hubiera sido por él, habría intenado algo para liberarse y a saber como hubiera terminado. Entrevistado el día después de la liberación por un grupo de periodistas de Cerdeña, De André trazó un relato tranquilo de la experiencia junto con Dori de los pastores, los árboles: "A veces nos permitían permanecer con las manos desatadas y sin las capuchas que nos habían puesto en la cabeza para no ver ninguna señal que pudiera convertirse en una referencia. A menudo nos traían salami de Cerdeña. Es por eso que nunca acusé a mis raptores y sí a los cabecillas".
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Fabrizio durante el juicio |
El tiempo fluye pero no pasa. Así es como la parte "deandreana" de Hotel de Supremonte toma la forma de una bella canción de amor de Fabrizio a Dori.. Incluso para Bubola es más una canción de amor que la historia de un secuestro. "Con el tiempo, creo, volverá a ser una canción de amor pura para aquellos que no conocen la historia", dice Bubola. Tal vez la lección más importante, no es la de vencer al miedo a morir, sino la de aprender a leer que la monotonía y el aburrimiento, la rutina y la tristeza son la sombre del tiempo que fluye, que nos hacen sentir que nos estancamos siempre en el mismo punto o la sensación de que el tiempo nunca pasa.
https://alice331.blogspot.com.es/2015/05/hotel-supramonte |